Hay quienes dicen que se fue en el momento justo. ¿Existirá eso? ¿Qué momento sería justo para algo así?. Lo que no cabe duda es que la muerte fue su último acto político, construido como tantos otros. Nos lo fue avisando con pequeños y sutiles adelantos, pero el hecho fue absolutamente sorpresivo. En cambio nunca fue sorpresiva su intención de modificar el rumbo de dependencia y sumisión del Estado hacia los poderosos. Y sentó las bases para eso. Y en eso estamos. Y en eso seguiremos. Hasta siempre, nuevamente.
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