Promediando el año anterior a cumplirse una década de gobiernos kirchneristas, teníamos ganas de hacer un breve balance sobre las posiciones de unos y otros. Del lado del gobierno, los argumentos tienen que ver con el modelo de recuperación del mercado interno, de millones de nuevos puestos de trabajo, de desendeudamiento, de recuperación del rol del estado y de defensa de los Derechos Humanos.
El problema lo tenemos al querer hacer un balance de las posiciones contrarias. Nos encontramos con que se trata simplemente de denunciar que todo aquello es mentira o es un relato sustentado simplemente en la suerte. No proponen medidas alternativas porque en el fondo saben que sus resultados ya explotaron en el 2001. A lo sumo proponen "emprolijar" lo que se hace, hablan de la corrupción como algo estructural, denuncian el patrimonio de los funcionarios con datos muchas veces sin sustento o se enojan con deficiencias ciertas de gestión pero que no influyen en la construcción de un proyecto de país mejor. Podemos decir que estamos transitando un hecho histórico en la Argentina: un proyecto político se mantiene diez años en el gobierno, sin una propuesta alternativa clara. ¿Podrá recrearse un clima opositor como para destruir lo construido?
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