Somos un país en construcción. Esto debería guiar todos nuestros análisis.
Diez años de crecimiento económico y de mejora de casi todos los indicadores sociales (según estudios nacionales e internacionales) nos hacen olvidar muy a menudo que, desde nuestra independencia, nunca tuvimos la posibilidad continuada de generar un desarrollo autónomo, federal e inclusivo.
Los intereses porteños y unitarios del siglo XIX, los privilegios oligárquicos de principios del siglo XX y las constantes dictaduras ligadas a esos intereses lograron siempre impedir un desarrollo que se independice de cualquier potencia extranjera y que se proyecte en el tiempo.
Con las honrosas excepciones de los años del Yrigoyenismo, del Peronismo, del principio del Alfonsinismo y del Kirchnerismo, no hubo en la Argentina densidad nacional para la construcción de un verdadero país Justo y Solidario. En todos esos intentos, resurgieron aquellos poderosos intereses que son el freno constante a la construcción de una Nación.
Lo que debemos tener claro es que esos intereses se camuflan de corderos, intentando agudizar siempre las contradicciones, montándose sobre reivindicaciones justas y remarcando las cosas que faltan hacer. El objetivo principal es quebrar la voluntad, la credibilidad y la esperanza de los pueblos para que la perspectiva de construcción de un País sea una quimera.
La respuesta no debe ser ignorar las complicaciones ni justificarlas o eludirlas. Cada desocupado o desocupada, cada caso de desnutrición, cada muestra de violencia o egoísmo social debe ser para nosotros un drama que nos duela en los huesos, siempre con la convicción de saber que las soluciones seguirán llegando si avanzamos por el mismo camino y si - mas allá de las pertenencias partidarias - cada vez son mas quienes se convencen de no volver a entregar el Estado, o a desindustrializar el país, o a ver la inversión social como un gasto.
Si en Argentina somos capaces, desde las mayorías populares, de garantizar el piso que conseguimos y de comprometernos a no retroceder, entonces podremos decir que finalmente construiremos un País.
Que el 2014 nos encuentre en ese sendero.
Disfrutemos y seamos felices.
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