Fueron muchos, no sirve discutir cuántos. Muchos menos de los que asistimos al Bicentenerio y de los que fueron al 8N. Tal vez un poco mas de los que llenamos Vélez, Huracán o tantas Plazas convocadas por la Presidenta. La diferencia es que cuando, quién escribe este blog, va a una movilización sabe cabalmente que está "haciendo número" para que lo capitalice políticamente un movimiento, un proyecto, un sueño colectivo. Incluso hemos marchado junto a personas con las que no coincidíamos, pero siempre sabiendo que estábamos de acuerdo en quién lo iba a capitalizar, en quién conducía.
Quienes participaron del 18F no pueden hacerse los ingenuos. Sabían perfectamente que, mas allá del justo reclamo de Justicia (que debería ser en Tribunales), el resultado sería aprovechado por el grupo mediático concentrado que siempre desgastó y volteó gobiernos, por un grupo de fiscales cuyo mayor mérito es entorpecer la administración de Justicia, y por sectores de la oposición que necesitan tener una excusa para juntar el agua y el aceite. Que en una marcha de "silencio", se arme un palco con el único objetivo de que un sindicalista pida "un minuto de silencio", mientras cinco fiscales muy cuestionados blanquean su imagen ante las cámaras, es la perfecta comprobación de que a las movilizaciones hay que ir sabiendo muy bien para qué "hacemos número."
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