"Es un momento de crisis -en sentido literal- de cambio, de ruptura. Cualquier estatización será inexorablemente menor (que técnicamente sea una expropiación y se mantenga la figura de sociedad anónima, no cambia las cosas), cualquier reclamo “por lo que falta”, será también un tranco chico (siempre que no trampeemos con cosas como “la felicidad del pueblo”). Rompamos el listado de pedidos, la mayoría son adornos al lado de lo de YPF. O no lo rompamos, pero sepamos que ninguno desafía ya el margen de lo posible. “Si se pudo recuperar YPF como no….” puede ser una muletilla de propios y extraños de acá en más. Y está bueno."
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