
"Esas rebeldías fueron cometidas en vida de Néstor Kirchner , que sabía tolerar -no mucho, por cierto- a los díscolos, confiando en que tarde o temprano irían a comer otra vez de su mano.
Eso le daba una amplitud en la construcción política que sus sucesores en el Gobierno, empezando por la Presidenta, hasta ahora no demostraron tener."