
Nadie crea que a Clarín, La Nación, Perfil y a los grupos económicos financieros, concentrados, importadores, les interesan los errores en las políticas de transportes, la ecología o los salarios docentes. Lo único que le interesó desde octubre pasado es romper la "espiral de silencio" de las minorías electorales y crear una sensación de olvido rápido del 54%. Enseguida habrá quienes dirán que el gobierno lo facilita con sus "errores". Una mala noticia: todos los gobiernos lo hacen. Lo único que nadie puede ignorar es que sigue sin haber otro espacio político en condiciones de seguir reconstruyendo este país. Y mucho menos existe otra construcción política que se plantee la necesidad de profundizar con transformaciones importantísimas.
Está volviendo el odio (a expresarse, nunca se fue), le vuelven a decir yegüa, se animan a gastarlo a Néstor. Ya lo sabemos: no les interesan los muertos, ni siquiera el país. A algunos les interesan sus mezquinos intereses partidistas del dos por ciento, a otros les aflora el gorilismo y el racismo de siempre. Unos y otros prefieren el retroceso y la restauración conservadora, no tienen otro proyecto alternativo.