Resulta que desde hace unos años el Estado y el Municipio de Río de Janeiro reciben regalías petroleras mucho mayores a las de otros Estados y Municipios no productores. Y tienen sus argumentos. La Bahía de Guanabara está contaminada, ya no es posible bañarse en Flamengo, ni Botafogo, y la hermosa Isla de Paquetá, otrora pasión de la burguesía carioca, ha quedado como un pintoresco paseo para caminantes poco playeros. Espíritu Santo es el otro Estado brasileño productor de petróleo que se beneficiaba hasta ahora de las cuantiosas regalías. Pero el petróleo es un recurso nacional mas allá de las regiones productoras. Así es, por ejemplo, como el norte empobrecido solo ve los beneficios si el Estado nacional decide encaminar hacia allí recursos de la regalías nacionales. Entonces un Diputado Nacional de apellido Ibsen presentó un proyecto para federalizar las regalías. Eso perjudica en mucho, mucho, mucho dinero a Río, a Espíritu Santo y a todos sus municipios, algunos de los cuales viven únicamente de eso. El proyecto ganó en diputados 369 a 72 y pasó al Senado en donde seguramente correrá la misma suerte. En Río, el gobernador, los medios, y gran parte de la dirigencia están como locos. La consigna oficial es “contra a covardia”. Ibsen pasó a ser el malo de la película y el chivo expiatorio de la escena mediática, soslayando la abrumadora mayoría. Mientras siguen las negociaciones para relativizar la potencial pérdida económica de estos Estados, el reclamo unánime de esos sectores es que se ponga en funcionamiento la herramienta constitucional del VETO. Le piden a Lula que vete la Ley. Desde O Globo, hasta el gobernador y desde empresarios hasta concejales, impulsan el veto presidencial. Que el presidente los defienda. Al fin y al cabo, para eso lo votaron.
martes, 6 de abril de 2010
El ejemplo de Brasil
Resulta que desde hace unos años el Estado y el Municipio de Río de Janeiro reciben regalías petroleras mucho mayores a las de otros Estados y Municipios no productores. Y tienen sus argumentos. La Bahía de Guanabara está contaminada, ya no es posible bañarse en Flamengo, ni Botafogo, y la hermosa Isla de Paquetá, otrora pasión de la burguesía carioca, ha quedado como un pintoresco paseo para caminantes poco playeros. Espíritu Santo es el otro Estado brasileño productor de petróleo que se beneficiaba hasta ahora de las cuantiosas regalías. Pero el petróleo es un recurso nacional mas allá de las regiones productoras. Así es, por ejemplo, como el norte empobrecido solo ve los beneficios si el Estado nacional decide encaminar hacia allí recursos de la regalías nacionales. Entonces un Diputado Nacional de apellido Ibsen presentó un proyecto para federalizar las regalías. Eso perjudica en mucho, mucho, mucho dinero a Río, a Espíritu Santo y a todos sus municipios, algunos de los cuales viven únicamente de eso. El proyecto ganó en diputados 369 a 72 y pasó al Senado en donde seguramente correrá la misma suerte. En Río, el gobernador, los medios, y gran parte de la dirigencia están como locos. La consigna oficial es “contra a covardia”. Ibsen pasó a ser el malo de la película y el chivo expiatorio de la escena mediática, soslayando la abrumadora mayoría. Mientras siguen las negociaciones para relativizar la potencial pérdida económica de estos Estados, el reclamo unánime de esos sectores es que se ponga en funcionamiento la herramienta constitucional del VETO. Le piden a Lula que vete la Ley. Desde O Globo, hasta el gobernador y desde empresarios hasta concejales, impulsan el veto presidencial. Que el presidente los defienda. Al fin y al cabo, para eso lo votaron.
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